12/03/2024. 6×6 Tales. El Elfo creído.

Condiciones iniciales.

Me llamo Shivanian. Soy una elfa de 20 años que ha llegado a las costas de esta isla en busca de fama y reconocimiento, ya que es sabido en todos los lugares del reino que una orda de monstruos está invadiendo la isla.

Nada más llegar, me acompañan al castillo y me llevan ante la presencia del Rey. ¡Sí que están desesperados estos isleños!

El Rey, nada más verme, se acerca presuroso ante mí, me estrecha con fuerza la mano y dice «Bienvenido a nuestra pequeña isla. Necesitamos tu ayuda, héroe. Nuestra isla está aterrorizada por los monstruos, por favor, ayúdanos…»

¡Esto va a ser pan comido! Unos cuantos espadazos por ahí y me convertiré en el héroe oficial de la isla y podré vivir como un noble para el resto de mis días…. ¡Planazo!

Las primeras misiones

Nuestra primera misión es la de conocer la isla. Ni siquiera el actual Rey ha sido capaz de elaborar un mapa con todos los recovecos de esta isla debido a que los monstruos no han permitido que los cartógrafos elaboren un mapa detallado de la región.

Me voy a dar una vuelta por el castillo antes de aventurarme al exterior y, por casualidad, entro en una taberna. El tabernero, un enano de avanzada edad, me pregunta si soy la heroína que ha venido a la isla para salvarla de la invasión que sufre. Cuando le digo que sí, se le ilumina la cara y me cuenta que hay un monstruo que bloquea la entrada norte del castillo y que tiene atemorizados a todos los que quieren acceder al castillo desde esta región. Eso es negativo para los negocios, ya que limita mucho las regiones que pueden acceder a la fortaleza.

Al parecer, se ha fraguado una alianza entre todos los comerciantes, que ofrecen una recompensa a aquella persona que demuestre que ha aniquilado al monstruo. La recompensa no es muy elevada, pero eso sería muy bueno para darme a conocer entre los habitantes del castillo, por lo que tomo nota de la misión y disfruto de mi bebida mientras me hago ilusiones con mi futuro plan de vida.

Después de descansar un poco, decido ir directamente a por el monstruo, y salgo por la puerta norte de la fortaleza. Me adentro en el pantano con una cautela tensa, mis sentidos alerta ante los sonidos inquietantes que resuenan entre los árboles retorcidos y la densa maleza. El sol apenas logra filtrar su luz a través de la espesa cubierta de nubes, arrojando sombras danzantes sobre la tierra fangosa.

A medida que avanzo, los sonidos del pantano comienzan a envolverme, como susurros fantasmales que parecen emanar de la propia oscuridad. El ulular de búhos y lechuzas se mezcla con los chillidos agudos de los murciélagos. Parece como si aquí siempre fuese de noche e incluso los animales nocturnos está despiertos durante el día. Cada crujido de la vegetación bajo mis pies parece amplificado en la quietud de la noche, y el suave gorgoteo del agua cercana solo sirve para aumentar mi creciente sensación de inquietud.

Intento ser sigilosa, una sombra entre sombras. Los sonidos juengan con mi mente, provocando un palpable escalofrío que me recorre la espalda. Después de lo que parece una eternidad, me detengo momentáneamente. Un nuevo sonido se eleva desde lo más profundo del pantano, un aullido gutural y discordante que hace que incluso el más valiente de los corazones se estremezca. Es el rugido del monstruo, una presencia oscura y amenazante que acecha entre la maleza, esperando a su presa con ansias voraces.

Desenvaino mi espada, preparada para enfrentarme al peligro que aguarda en el corazón del pantano oscuro. Con cada paso, los sonidos inquietantes del entorno parecen intensificarse. Ante mí aparece un esqueleto, una criatura retorcida y desprovista de carne, pero imbuida con una malévola fuerza oscura. La criatura se lanza hacia mí con una rabia inimaginable.

Con mi entrenamiento, consigo esquivar los ataques del esqueleto con facilidad. El esqueleto, sin embargo, es implacable en su avance, no se cansa, no flaquea. Con cada paso que da, sus huesos crujen y se retuercen, alimentados por una oscura magia que lo impulsa hacia adelante con determinación infernal. Sus ataques son feroces y sin piedad, cada golpe llevando consigo la promesa de la muerte.

La batalla se prolonga en la oscuridad del pantano. No puedo permitirse vacilar, ya que la vida y la muerte cuelgan en el delicado equilibrio de su espada. Finalmente, con un grito de guerra que corta a través del clamor de los sonidos del pantano, desato un último y poderoso golpe. La espada brilla con una luz cegadora mientras atraviesa el aire y se hunde en el frío corazón del esqueleto, dispersando la oscura magia que lo sostenía.

El esqueleto se desploma en el fango del pantano, sus huesos volando en todas direcciones con un siniestro sonido que resuena en la oscuridad. Me arrodillo en el lodo, exahusta, observando el luegar en el que mi enemigo yace derrotado, sabiendo que la paz ha vuelto al pantano oscuro, al menos por ahora.

No sé qué hora es ni cuánto tiempo ha pasado, pero decido volver al castillo para recuperarme de mis heridas y dar a conocer mi hazaña.

Avancé por el sendero empedrado que conducía al imponente castillo, su figura solitaria destacándose contra el fondo de las murallas antiguas y las torres que se alzaban hacia el cielo. A medida que me acercaba, no había señales de bienvenida, ningún sonido de trompetas ni aclamaciones que llenaran el aire, tal y como yo había imaginado.

La noche había caído, la guardia me dejó pasar sin mucho problema y sin hacerme preguntas. Simplemente me reconoció y me permitió el paso.

Busqué una posada. La primera que encontré tenía un cartel raído colgando de la puerta en el que se podía ver un esqueleto. Después de lo que he pasado, ese esqueleto podía considerarse hasta tierno. Alquilé una habitación y me fui directamente a dormir. Estaba totalmente agotada.

Segundo día en la isla

Me desperté a media mañana. El descanso había sido totalmente reparador, pero mi estómago rugía con furia.

Me dirigí al comedor de la pequeña posada. Un par de mesas no muy limpias estaban colocadas en una habitación con una larga barra al fondo llena de taburetes. Creo que la comida no es la especialidad del lugar, pero aún así estaba hambrienta y cualquier cosas me vendría bien en estos momentos. La camarera, una regordeta muchacha de mejillas sonrosadas, me dice que el plato del día está estupendo, así es que lo pido.

Mientras desde la cocina me preparan la comida, la camarera aburrida, se poner a parlotear conmigo. Yo la verdad es que no tengo muchas ganas de conversación, así es que me limito a observar mi jarra y a asentir de vez en cuando a la chica. Tras un rato que a mi me ha parecido eterno, la camarera, algo frustrada por mi nula participación en la conversación, me mira con detenimiento y me pregunta si soy el héroe que ha llegado a la isla para librarla de sus monstruos.

Cuando le digo que sí, y que además ya no tienen que preocuparse por el esqueleto de los pantanos al norte del castillo, la chica se queda sin palabras (cosa que me asombra más que cualquier otra reacción). Va a la cocina y me trae la comida haciéndome reverencias. Yo devoro la comida en cuanto me la trae, y cuando le pido la cuenta, me dice que no es nada, que todo corre a cargo de la casa como agradecimiento a mi hazaña. ¡Esto va mejorando!

Me pongo en pie y me dispongo a irme, cuando el posadero llega apresuradamente y se dirige directamente hacia mí.

Me hace unas cuantas reverencias, me agradece con atropello lo que he hecho por el castillo y se pone a retorcer un trapo que lleva colgado en el mandil. Cuando le pregunto si quiere algo más, me dice, no sin cierto temor, que si puede encargarme una cosa. ¡Nueva misión a la vista! Asiento lentamente con la cabeza y entonces el posadero estalla en un reguero de palabras, en el que se entremezclan las vidas de varios lugareños con varios eventos festivos, bla bla bla… Todo para decirme que si puedo escoltar una caravana con un cargamento de mangos hasta una región de la costa este de la isla. Le respondo que sí y la cara del posadero se ilumina con júbilo. Me dice que la caravana saldrá mañana por la mañana, y que todos los gastos de mi estancia corren por su cuenta. El pago por mis servicios me será dado una vez que se entregue la mercancía en el destino.

Aprovecho el día para pasear por la ciudad y disfrutar de los espectáculos que ofrece. Poco a poco se ha ido corriendo la voz de que soy la que ha acabado con el esqueleto de los pantanos, y en casi todos los negocios la gente se muestra de lo más agradecida conmigo. ¡Me gusta!

La caravana comercial

Salimos al alba hacia nuestro destino.

La caravana estaba compuesta por un variado grupo de personas: mercaderes audaces, viajeros experimentados y guardias curtidos por la batalla, todos de diferentes razas y culturas. Juntos, formaban una comunidad unida por el propósito común de llevar sus productos a las poblaciones situadas al este de la isla, a pesar de los peligros que les aguardaban en el camino.

Los rumores que hablaban de monstruos que acechaban en los bosques, criaturas de pesadilla que se alimentaban de la carne de los desprevenidos, estaban muy vivos en sus mentes. Sin embargo, gracias a mi presencia (sin ánimo de presumir) la esperanza de que el viaje terminase sin ninguna baja brillaba en sus rostros, pese a los miedos y las dudas que acechaban en lo profundo de sus corazones.

Avanzábamos con precaución, vigilantes ante cualquier señal de peligro. El camino estaba plagado de trampas naturales: pantanos traicioneros, precipicios ocultos y senderos emboscados por la maleza. También nos encontramos con algunas pequeñas poblaciones, todas cercadas por altas murallas construidas con troncos, piedras o cualquier otro material, para mantener fuera a las bestias.

Las noches eran particularmente tensas, con el sonido de las criaturas nocturnas acechando en la oscuridad. Sin embargo, los guardias permanecían vigilantes, patrullando los perímetros del campamento mientras el resto de la caravana descansaba bajo el resplandor de las estrellas.

Finalmente, después de tres días de viaje arduo y peligroso, alcanzamos nuestro destino: un pequeño asentamiento a pie de acantilado, protegido del exterior por altas montañas. Con alegría y alivio, los comerciantes descargaron sus mercancías. Las risas y los cánticos llenaron el aire mientras celebraban su triunfo sobre los peligros del camino y contemplaban las recompensas de su valentía. La caravana había llegado felizmente a su destino.

Tras obtener mi recompensa, me separé de aquellos mercaderes, a los que ya casi podía considerar amigos, para proseguir mi camino. Con seguridad, mi nombre llenaría las bocas de aquellos confines del reino y así comenzaría mi leyenda.

Segunda caravana comercial que me encomiendan.

Decidí volver a las comodidades del castillo, y a medio camino, paré en una pequeña aldea a la que llegué por casualidad.

Nada más entrar en la aldea, la gente me reconoció enseguida. Los chiquillos pequeños corrían detrás mía gritando mi nombre y las madres me acercaban a sus recién nacidos para que los bendijera con mi fuerza y sabiduría para que crecieran sanos y fuertes. ¡Cómo me gusta toda esta atención!

En un momento dado, el gentío que había a mi alrededor se abrió para dejar paso a un pequeño hobbit bastante mayor que se presentó como el alcalde de la aldea. Me invitó a acompañarlo a su casa y disfrutar de su hospitalidad, a lo que acepté sin ninguna duda.

Durante la cena, como quien no quiere la cosa, me comentó que antaño tenían negocios con un pequeño asentamiento al sur del pueblo, pero que debido a la creciente presencia de monstruos, se ha cortado el comercio. Me mira como esperando que yo responda algo, y sé qué quiere que le responda… algo así como «yo me encargo», pero permanezco callada mientras la tensión empieza a poder palparse en el aire. Los animales que estaban durmiendo en las alfombras esperando su ración de sobras se remueben inquietos, y un silencio sepulcral se hace en la sala.

Finalmente, el alcalde no puede más y me pide que por favor, escolte a su pequeña caravana a cambio de una recompensa, a lo que acepto encantada. Mañana al alba salimos.

El clima distendido y amistoso de la cena ha llegado a su fin. Supongo que el alcalde quería que acompañase la caravana de manera altruista o algo así, pero va a ser que no.

Me termino la cena y le digo que estoy algo cansada y que me voy a retirar a mi dormitorio, ya que mañana comenzará un duro día. Todo correcto. Nada amigable.

Al alba salimos hacia el sur. Somos una pequeña comitiva de granjeros y yo. Nueve personas en total. Atravesamos los pastos del sur de la aldea sin más incidencia y por la noche estamos ya en nuestro destino. Ni un monstruo, ni una pelea. ¡Dinero fácil! Me despido de mis compañeros de viaje, que tampoco han sido demasiado amigables, y sigo mi camino hacia otros lugares.

Parece que me han cogido como guarda de seguridad…

Parto de nuevo hacia el este, hacia la aldea que crucé durante mi primer servicio como guía de caravana.

Decidí volver a las comodidades del castillo, y a medio camino, paré en una pequeña aldea a la que llegué por casualidad. Cruzo por un terreno de suaves colinas y luego llego a una zona de cultivo. Al norte puedo dislumbrar el poblado que estaba buscando.

De nuevo los niños de la aldea me rodean cuando entro, el alcalde, que en este caso es un humano jovencito, me invita a su casa a cenar y sale el tema de la caravana comercial… ¡yo que quería destacar como héroe me he visto relegada a simple guardiana de caravanas! Pero bueno, al menos me voy a ganar un buen dinero porque esta gente comercia con un poblado justo al otro lado de la isla, lo que nos llevará varios días de viaje y mis honorarios van a ser bastante elevados…

Al día siguiente partimos. Y no, no es una caravana organizada como la primera que partió del castillo. Ni siquiera hay más guardas que nos acompañen. Voy a tener que poner a simples campesinos a hacer guardias, ¡porque yo también tengo que descansar por las noches!

Nos lleva unos tres días llegar a nuestro destino. Tampoco es que nos tropecemos con muchos monstruos… aunque entiendo que para ellos sería todo un suicidio ir solos porque realmente el arma más amenazadora que portan los componentes de la caravana es un garrote lleno de clavos… Lo más fuerte con lo que tengo que luchar es un Limo Azul que nos ataca cruzando una pradera, pero tampoco ha supuesto ningún problema para mi acero.

Llegamos a nuestro destino, entregamos la mercancía y me dan mi recompensa. Punto.

Cuando salgo del pequeño asentamiento escucho a unos niños cantar una cancioncilla de una torre encantada…

En lo alto de una torre,
misteriosa y antigua,
brilla un espejo mágico,
lleno de luz pura.
Guardado por un troll,
fuerte y astuto,
quien protege su tesoro
con vigor absoluto.
El espejo refleja secretos del pasado,
y muestra destinos de aventuras sin igual.
Pero el troll, con su mirada feroz,
no deja a nadie pasar.
Así que si deseas el espejo alcanzar,
muévete con sigilo, no lo hagas notar.
Eludir al troll es la única forma
del espejo poder contemplar.
Pero recuerda siempre, si te atrapa su garra,
tu destino será sombrío.
Evita su furia, mantente alerta,
o en la torre encantada, tu vida será incierta.

(Canción popular)

Les pregunto a los niños si saben dónde está la torre encantanda, y sin mediar palabra me señalan las montañas del norte. ¡Ya tengo nuevo destino! Si consigo llegar ante el espejo y lo recupero, seré todo un héroe.

La Torre Encantada

En las profundidades de las montañas del norte, donde los picos se alzaban hacia el cielo y los vientos susurraban historias antiguas, se encontraba la torre encantada. Su estructura se erguía como un guardián solitario de secretos ocultos, mientras que su sombra caía al pie de la montaña, llenando los corazones de los viajeros con un temor silencioso.

Con decisión y el corazón lleno de esperanza, emprendí mi viaje hacia la cima de la montaña, sabiendo que el trol que la custodiaba me estaría acechando desde cualquier rincón de mi subida.

A medida que ascendía por el sendero serpenteante, la oscuridad de la noche envolvía el paisaje, y los sonidos de la naturaleza se desvanecían en el silencio de la montaña. Pero Con cada paso, mi determinación crecía más fuerte, alimentada por la promesa de descubrir los secretos que yacían en la torre encantada y la promesa de la fama que ello me reportaría.

Finalmente, llegué al pie de la torre, donde el aire estaba cargado de una sensación de magia antigua y peligro inminente. Una sensación de alivio me invadió, pensando que había conseguido burlar al guardián. Sin vacilar, me adentré en el umbral oscuro. Pero la sensación de alivio desapareció repentinamente cuando me encontré cara a cara con el guardián de la torre: un trol imponente y feroz, cuyos ojos brillaban con una luz maligna. «Solo es un trol», pensé, y comencé a luchar contra el trol, esquivando sus ataques y contraatacando con la habilidad de una verdadera guerrera.

Después de una batalla feroz y agotadora, el trol cayó derrotado a mis pies, y saboreé con una gran alegría mi victoria. Sin embargo, mi triunfo fue efímero, ya que al adentrarme más en la torre, me encontré con un enemigo aún más formidable y desconcertante: un ser oscuro y retorcido, cuya esencia malévola parecía llenar la habitación con una presencia ominosa.

A pesar de mis mejores esfuerzos, me vi superada por el poder abrumador de mi enemigo. Con un último suspiro, caí derrotada. Mi cuerpo sin vida yacía en el suelo de la torre encantada, mientras mi espíritu se desvanecía en la oscuridad eterna de la montaña.

Y así, la valiente elfa de largo cabello blanco encontró su final en la torre encantada, una víctima de los peligros que acechaban en los rincones más oscuros y secretos del mundo. Nadie escuchará jamás su historia y solo será recordada como una elfa que intentó salvar a estas tierras de los monstruos pero que solamente custidió caravanas de mercancías y cuando se enriqueció a costa de pobres aldeanos, desapareció sin dar más explicaciones.

Puntuación final.

Vamos a ver qué tal le ha ido a mi elfa… Aunque haya muerto antes de alcanzar la fama total, es posible que sea recordada en el reino, aunque sea un poquito… Ahí va la tabla:

ConceptoPuntos para La amarilla
Fama actual80
Fama de las misiones75
Fama del oro acumulado10
FAMA TOTAL165

Bueno, al menos a la gente le suena el nombre de mi elfa… aunque se solo un poco…

No creo que muchos les pongan su nombre a sus hijas.

¡Hasta la siguiente partida!

FIN


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