Spirit Island. El poder de la naturaleza.

Presentación

¡Hola, gente!

Spirit Island fue uno de mis primeros juegos cooperativos, es más, creo que fue el segundo que compré, pero sobre todo lo hice por el modo en solitario, que decían que estaba genial.

Al principio me desesperé un poco con él, porque no tenía nada claro cómo tenía que jugar y perdía estrepitosamente todas las partidas, pero poco a poco le fui cogiendo el tranquillo y vi que si no seguía lo que aconsejaba el manual de usuario para las primeras partidas, me salía mucho mejor la partida. Sí, sé que es una gran contradicción que el hecho de no seguir las recomendaciones del manual te den mejores resultados, pero no he sido la primera persona que lo ha notado al jugar, así es que mi consejo con este juego es que juguéis desde el principio a saco.

Es un cajote no demasiado grande pero sí bastante pesado. Tampoco es que traiga muchos componentes, pero sí que está bien armado por dentro y todo queda en su lugar.

¿De qué va Spirit Island?

Había una vez una isla perdida en ninguna parte, en la que unos seres que vivían en casas con pinta de seta, campaban felizmente con su vida salvaje y sus dioses. La llamaban Spirit Island, porque conocían a las fuerzas de la naturaleza que en ella habitaban.

Un día, el ser «civilizado» llegó a las costas de esta isla salvaje y decidió asentarse en ella para llevar la civilización a estos pobres seres desgraciados… y ahí comienza nuestra partida.

Somos fuerzas elementales de la naturaleza, de la isla misma, desde el mar hasta las pesadillas que acuden a los sueños de sus habitantes, pasando por la montaña, el fuego, las dríadas y demás seres mitológicos que los habitantes de la isla adoran como dioses. Nuestra misión es echar de la isla a los invasores. Bien a base de causarles miedo para que se vayan corriendo con sus máquinas y sus construcciones a otra parte, bien matándolos a todos y exterminándolos por completo. ¡La isla del diablo que nos van a llamar a partir de ahora!

Como fuerzas elementales, cada una tiene sus características, y como tenemos un enemigo en común, aunamos nuestras fuerzas para conseguir nuestro objetivo. Por ejemplo, la montaña es lenta, muy lenta, pero aplasta cuando llega. El mar no tiene efecto casi fuera de las costas, pero barre todo lo que se acerque a él. Las pesadillas no causan daño físico, pero causan un terror irracional al que las sufre… y así hasta completar una lista de 8 espíritus con características y sensaciones de juego totalmente diferentes entre sí.


Partidas jugadas al Spirit Island

Os dejo las partidas que he reseñado a este juego. ¡Espero que os gusten!


Mi opinión

Pues este es nuevamente uno de los juegos que más he disfrutado. No solo porque el modo solitario esté genial, sino porque jugado con más gente también hace que pases un buen rato.

No es fácil, eso ya os lo puedo decir. Al menos al principio, hasta que le coges el tranquillo, juegas unas pocas de partidas muy muy muy desesperantes. Luego ya ves un poco de luz al final del túnel y descubres que ganar es posible. Unas veces se da mejor la cosa y otras peor, pero sabes que al menos existe esa posibilidad.

Eso sí, la coordinación entre los jugadores es importantísima. Una vez que más o menos tienes controlado tu territorio, te tienes que ir a echarles una mano a los demás, o viceversa, porque sino estáis perdidos.

Por cierto, dato curioso: me acabo de enterar que los Dahan, a los que muchos llaman champiñones, no son las personitas que habitan la isla sino sus casas, sus chozas. Llamadme ilusa si queréis, pero yo me los imaginaba como fraguels con cabeza aplastada… Pero no, son la representación de las chozas en las que viven… ¡Ea, ya me puedo acostar hoy que he aprendido algo nuevo!

Y sin más divagaciones, vayamos ahora a mis pareceres ordenados sobre el juego. ¡La lista!

Cosas que me gustan:

  • Los componentes. Son bonitos, son correctos, están bien tematizados, tienen calidad. ¿Qué más se puede pedir? Pues sí, hay más: los habitantes de la isla son de madera, más en sintonía con la naturaleza; los invasores son de plástico, que contamina, que no suma… ¡Hasta esos pequeños detalles son encantadores!
  • Los espíritus. Son muy distintos entre sí, y cuando juegas con ellos puedes sentir sus características: la montaña es leeeeeeeeenta, el fuego es impetuoso, la Sombra es… digamos terrorífica, y así todos. ¡Me encanta jugar partidas cambiando de espíritu para ver cómo se siente!
  • La coordinación en multijugador. Al ser espíritus tan diferentes, el coordinarse entre los jugadores es primordial y muy divertido, porque puedes aprovechar las características de fuerza de uno y defensa del otro y terror del tercero y protección del cuarto, y explotar las mejores características de cada uno de ellos para salir victorioso.
  • El modo solitario. Es genial, pero vuelvo a lo mismo de antes. Creo que los espíritus le dan ese toque de variabilidad que de otra forma lo haría monótono.

Lo que no me gusta:

  • El manual. Mira que yo no soy de leer manuales a fondo porque me acaban dando sueño, pero es que este me lo he releído dos millones de veces y hay conceptos que he tenido que ir a buscar en internet porque no me han quedado nada de claros (como el atraer y el empujar). Es más, ni los mismos jugones en internet se ponen de acuerdo en como se hacen algunas cosas, así es que digo yo que muy bien no estará explicado y no será que yo soy excesivamente torpe (aunque un poco sí).
  • El inserto para las cartas. A ver, señores que diseñan las cunas de los juegos, quiero que sepan que la gente enfunda sus cartas para que no se les estropeen por los dedos grasientos de las personas que comen patatas fritas mientras juegan… ¡Haced los huecos una mijita más grandes, por favor!
  • El tema. A ver, que la naturaleza se rebele contra los que la contaminan y la maltratan me parece bien. El irlos matando por ahí no tanto… La muerte por combate, en general, no me gusta en ningún ámbito, y menos en el lúdico. ¡Como me duele cada vez que se me muere un Dahan! Pero entiendo que es una forma de simular la devastación que pueden llegar a causar los elementos de la naturaleza cuando se revolucionan, así es que tampoco me fastidia demasiado. Además, no veo forma de sustituir el concepto manteniendo la esencia del juego.

 

Cosas que no me explico por qué a otros no les gustan:

  • La rejugabilidad. Por algún sitio he escuchado que el juego se puede volver monótono… A ver, las acciones que hay son las que son, los territorios del mapa son finitos, y el mazo de cartas pues al final te lo acabas conociendo. Pero es que con tanto espíritu, los escenarios y la combinación de todo ello junto, pues desde mi punto de vista le da mucha rejugabilidad al tema. Eso sí, tres partidas diarias vuelven monótono a cualquier juego… lo mismo es eso…

 

Y ya, para acabar este artículo sobre el Spirit Island, os dejo unas frasecillas de gente conocida que pegan mucho con este juego. Espero que os haya gustado y si queréis, dejad cosas en los comentarios.

  • En la naturaleza no hay recompensas ni castigos, hay consecuencias. (Robert Green Ingersoll)
  • Los hombres discuten. La naturaleza actúa. (Voltaire)
  • Yo no creo en el mal, creo sólo en el horror. En la naturaleza no existe el mal, sólo una gran cantidad de terror: las plagas y las hormigas y los gusanos… (Karen Blixen)
  • No es muy fácil decir si la naturaleza se ha demostrado para el hombre una madre generosa o una despiadada madrastra. (Plinio el Viejo)

¡Hasta luego, gente! 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Optimized with PageSpeed Ninja