Amaneció con viento, con las ramas del lado este golpeanado la pared con cadencia irregular. Elaria ya estaba en pie desde hacía una hora, clasificando raíces y anotando lo que le quedaba de ungüento para escozores. Thiriel, que había salida aún más temprano a cazar, entró por la ventana a media altura, sacudiéndose una pluma mojada.
