Vamos a continuar la partida 1 del juego Apothecaria. Ya estamos en la semana 13, la última de la primavera. Elaria falló la semana pasada al conseguir los ingredientes para la poción de los dos pacientes que tuvo, y sus ánimos no son los mejores.
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A ver si esta última semana se nos da mejor.
Estado de la partida.

Nombre: Elaria.
Reputación: 17
Dinero: 107
Fecha: última semana de la primavera.
Objetos:
- Un caldero para hervir ingredientes
- Un alambique para destilar ingredientes
- Un mortero para triturar ingredientes
- Colmena que añade dulzura (disponibles 3/4)
- Un desván de cuervos, que añade un paciente a la semana.
- Un campo de cultivo en el que puede sembrar un ingrediente tipo planta.
- 1 Dentist Crab⭐⭐ (añadido crudo para [DIENTES], [BOCA] y [PULMONES].
Planteamiento de la semana
🧍 Carta de visitante local: A de diamantes (aventurero)
🦠 Carta de enfermedad local: 3 de corazones
🐦⬛ Carta de enfermedad remota: J de picas
🐛 Enfermedad local: Pulmón de enano. Un nombre inapropiado, ya que los enanos son inmunes por naturaleza. El afectado ha inhalado demasiado carbón y polvo de piedra y ha desarrollado una tos con flemas.
⚗️ Detalles de la cura: [TOS⭐] [PULMONES⭐⭐]
⌛ Tiempo límite: 13
🌿 Ingredientes para la cura: Dentist Crab ⭐⭐ que ya tenemos para PULMONES, y Darkwater⭐⭐, en la mazmorra con dificultad 7 para TOS.
🦗 Enfermedad remota: Quemadura de Plata. La plata es irritante para más que el típico hombre lobo. Quien la padece puede padecer alguna forma de licantropía, vampirismo o incluso la enfermedad del dador.
⚗️ Detalles de la cura: [MALDICIÓN⭐⭐] [QUEMADURA⭐⭐]
⌛ Tiempo límite: 13
🌿 Ingredientes para la cura: Ghost Goo⭐⭐⭐, con dificultad 6 en la mazmorra para MALDICIÓN, y Surgeon Sap ⭐⭐, con dificultad 8 en el bosque para quemadura.
Desarrollo
Apenas comenzaba a calentarse el aire en la linde del bosque cuando Elaria escuchó pasos decididos, con un ritmo marcado. Un aventurero se presentó en la entrada, con un pañuelo sucio alrededor del cuello y una voz que dolía al escucharla.
—Pulmón de enano —dijo entre toses—. Aunque no soy curandero, lo he oído en otras personas.
Elaria lo observó con atención. Tenía los dedos ennegrecidos por polvo de mina o chimenea, y cuando se quitó el pañuelo, una capa de flema gris le cubría la garganta.
—Ven conmigo —dijo ella sin más ceremonia.
Lo instaló en la caseta de invitados, con una almohada doble, vapor de hierbas y una cubeta de infusión caliente para mantener la humedad, dejándolo descansar.
Mientras volvía hacia la cabaña para organizarse, un cuervo descendió en picado y dejó caer un cilindro de cuero perfectamente cerrado sobre el alféizar.
«Una joven que no soporta la luz, el ajo, el agua bendita ni la compañía. El contacto con plata le ha quemado la piel. No estamos seguros de lo que es. Urge ayuda.»
Thiriel, que había estado observando en silencio, resopló.
—Otra vez con lo sobrenatural.

Elaria se levantó, estiró los hombros y miró el calendario. Tenía trece días para elaborar las dos pociones.
—Podemos hacerlo —dijo con determinación.
Thiriel simplemente asintió.
Hacia El Bosque Centelleante
👣 Carta de expedición: 2 de diamantes
🧺 Nivel de Forrajeo: 0
⌛ Tiempo límite: 13
🐾 Carta para seguir las huellas del jabalí: 5 de Diamantes.
Elaria avanzaba entre raíces, usando el bastón para tantear el terreno. El sol apenas atravesaba el follaje, y la humedad en el aire hablaba de días recientes de llovizna. Buscaba Surgeon Sap, un exudado espeso que brotaba de ciertos sauces viejos con corteza rajada y olor a hierro.
—Alguien ha pasado antes por aquí —dijo, agachándose junto a una hendidura en la tierra.
Fue entonces cuando notó una huella ancha, profunda, con marcas curvas al frente.
—Y tienen pinta que ha sido un jabalí no demasiado grande.
Thiriel volaba en círculos por encima, atento.
—¿Eso es un problema?
—No. Pero sí podemos seguir sus huellas por si encontramos algo jugoso.
Siguieron las huellas por un tramo estrecho del bosque. Bajaban hacia una hondonada más húmeda, donde las ramas eran más bajas y el aire más espeso. Allí, al borde de una roca musgosa, encontró un arbusto de Wild Rose, en floración tardía, con pétalos rojizos y espinas pequeñas pero regulares. Las hojas tenían forma de lanza corta, y en el centro de una rama crecía un pequeño nido de abejas salvajes que ya se habían marchado.
—No es lo que venía a buscar, pero no lo voy a dejar pasar.
Cortó una rama con cuidado, la guardó en una caja con ventilación y dejó una gota de aceite de tomillo en la base para evitar que el corte se oxidara.
Tras una mañana entera dando vueltas por el bosque, no encontraron ni rastro del sauce, y afortunadamente tampoco se toparon con el jabalí.
—Tendremos que volver… —dijo sin entusiasmo.
—Esperemos que no lo tengas que decir muchas veces esta semana —respondió Thiriel.
👣 Carta de expedición: 9 de Corazones.
🧺 Nivel de Forrajeo: 1
⌛ Tiempo límite: 12
🪅 Primera carta para el tipo de familiar: 6 de Picas
🥏 Segunda carta para la habilidad del familiar: Rey de corazones.
🩹 Necesita ser curada con un ingrediente que trate heridas.
Al día siguiente, en el segundo intento, Elaria volvió a internarse más allá del claro sur. Allí, el aire era más templado y con menos humedad. Fue al doblar una curva del sendero cuando vieron una serpiente enroscada junto a un roble viejo, parcialmente cubierta por hojarasca. Tenía una herida visible a lo largo del costado, una marca seca, como de zarpazo o quemadura superficial. Elaria se agachó con cautela.
—No tengas miedo de mí, no quiero hacerte daño.
Thiriel descendió en silencio.
—No está muerta, pero no durará mucho si la dejamos aquí.
Elaria abrió el zurrón, sacó un paño limpio y lo humedeció. La serpiente no dejaba de observarla con ojos negros y fijos, sin parpadear.
—No te voy a curar ahora porque no tengo nada ahora mismo que pueda utilizar, pero no me voy a olvidar de tí.
Enrolló el paño alrededor del cuerpo herido con suavidad, y dejó una pequeña marca de tiza blanca sobre la corteza del roble.
—En cuanto encuentre lo que necesito, volveré para curarte. Intenta resistir.
Thiriel observaba sin moverse.

—¿Sabes que esta serpiente es especial verdad, Elaria?
—Sí, creo que estaba entendiendo perfectamente todo lo que le decía.
Y la verdad es que tenía toda la razón.
No encontró el Surgeon Sap al principio, pero en el ascenso entre raíces, en una ladera húmeda donde la corteza estaba arrugada por el paso de los años, Elaria halló el sauce que buscaba. Extrajo la savia con cuidado, recolectando la resina en un frasco de arcilla barnizada y volvió al roble en el que había dejado a la serpiente.
La serpiente seguía allí, envuelta en el paño, inmóvil pero viva. Elaria se sentó frente a ella, abrió el frasco y humedeció un trapo limpio con la savia fresca.
—Esto no es la panacea para las heridas que tienes, pero seguro que así te cicatrizan antes y te alivian un poco el dolor.
Aplicó el bálsamo con movimientos precisos, con calma. La serpiente no se movió. Cuando terminó, limpió sus manos, recogió el paño usado, y la observó.
—No sé cuánto entiendes, pero al menos ahora que nos conocemos me gustaría llamarte de algún modo.
La serpiente parpadeó con un movimiento casi teatral. Thiriel, desde una rama baja, inclinó la cabeza.
—¿Y cómo la vas a llamar?
Elaria pensó un segundo.
—¡Cinta!
La serpiente no se quejó, así es que Elaria supuso que le gustaba.
🧺 Poder: +2 de bonificación al forrajeo en bosque tras fallo gracias a la serpiente Cinta.
Cuando Elaria ya había terminado de aplicar la savia, la serpiente se incorporó con suavidad, deslizando su cuerpo sobre el musgo como si el dolor hubiera sido un mal recuerdo, y alzó ligeramente la cabeza, mirándola fijamente. Entonces habló, con un sonido como si arrastrase las palabras sobre una lija rasposa.
—Si vuelves a este bosque y no encuentras lo que buscas… llámame. Yo sabré dónde mirar.
Elaria no se sobresaltó, demasiadas cosas raras había visto ya.
—¿Puedes hablar?
—Yo diría que sí — respondió la serpiente.
Thiriel soltó un leve bufido desde la rama.
—¿Y ahora una serpiente que habla?
Cinta no dijo más, solo echó una mirada a Thiriel, y se deslizó en espiral hasta enroscarse bajo una raíz hueca, donde la luz del bosque no llegaba, camuflándose con el paisaje.
👣 Carta de expedición: Comodín!!
🔎 Carta de pista nivel 2: 10 de picas
Cinta salió de su escondrijo y exclamó «Seguidme», deslizándose silenciosa por delante, guiando a Elaria entre ramas caídas y maleza que casi nadie pisaba. Tras casi media hora de caminar, se detuvo bajo un castaño nudoso. Elaria se agachó, sacó un trapo húmedo y lo usó para limpiarse el sudor de la nuca.
—¿Por qué aquí? —preguntó.
Cinta giró lentamente su cabeza, y volvió a hablarle.
—¿Eres la nueva curandera?
Elaria simplemente asintió. Cinta se enroscó parcialmente antes de continuar.
—La anterior curandera era amable, y tenía manos firmes. De vez en cuando lloraba en voz baja cuando pensaba que nadie la oía. — Miró a Elaria, vio su cara de curiosidad, y continuó la historia — Un día su familiar enfermó: rechazo Astral. Perdía la conexión con su cuerpo y su espíritu flotaba, y una de esas veces, no logró volver.— Elaria seguía escuchando en silencio. — Buscó durante semanas. Aquí, entre sauces, entre ramas vacías, buscando un ingrediente que consiguiese estabilizar su espíritu en el cuerpo, murmurando entre sollozos que aún podía salvarlo, pero no lo consiguió. Su familiar desapareció del todo. No murió exactamente, pero no volvió a su cuerpo. — Silencio — Desde entonces ella no fue la misma. Hacía pociones y mezclas para ayudar a la gente con sus enfermedade, pero su alegría y su espíritu desaparecieron.
Elaria bajó la mirada.
—¿Cómo se llamaba?
—Nunca la escuché decir su nombre, pero firmaba con una V.
Cinta no dijo más. Volvió a moverse entre los helechos, sin esperar respuesta, y desapareció. Elaria se quedó sola bajo el castaño un momento más, y siguió.
👣 Carta de expedición: 2 de picas
🧺 Nivel de Forrajeo: 0
⌛ Tiempo límite: 11
La mañana se había vuelto densa por la humedad, que lo pegaba todo, desde el pelo hasta las cintas del zurrón. Elaria caminaba con más cuidado que de costumbre para no tropezar con nada. En un claro sombrío, se apoyó levemente sobre un parche de musgo espeso, casi esponjoso, que cubría una piedra plana, aperentemente de forma inofensiva… pero no lo era. Nada más pisar su superficie, se produjo una explosión sorda y caliente. El musgo estalló bajo sus pies como si contuviera gas atrapado, cubriendo las botas, parte del torso y la cara de Elaria con lodo caliente de olor pútrido. Cayó de espaldas al suelo, y Thiriel bajó en picado desde una rama en la que estaba descansando.

—¿Qué fue eso?
—Musgo intestinal —escupió Elaria, limpiándose con la manga—. Crece sobre raíces muertas y si se pisa justo en el centro, fermenta y explota.
Se sentó en una roca para lavarse con agua templada de su cantimplora, aplicó una pasta de corteza para calmar las quemaduras leves en los brazos y respiró hondo.
—¿Y el Surgeon Sap?
⌛ Tiempo límite – 1: 10
Elaria negó con la cabeza, porque aunque había buscado, no había encontrado rastro alguno. Thiriel frunció el ceño.
—¿Y ahora?
Una ramita se movió en silencio. Cinta, que los había estado siguiendo sin que se diesen cuenta, asomó medio cuerpo entre las hojas y se detuvo junto a una raíz torcida.
—No se os puede dejar solos… Venid conmigo.
Elaria se levantó con esfuerzo, y limpiándose el barro de las botas, siguió a la serpiente.
👣 Carta de expedición: 7 de Picas
🧺 Nivel de Forrajeo: 2
⌛ Tiempo límite: 10
Las nubes de mosquitos eran inaguantables. Elaria se abrió paso entre la maleza, maldiciendo en voz baja mientras Cinta se deslizaba por delante, imperturbable. El terreno se abrió en un claro de forma inesperada: una pequeña explanada entre los árboles mostraba casas diminutas, construidas con barro, huesos de aves y techos de corteza trenzada. Habían llegado a un pueblo goblin.

La reacción fue inmediata: miradas, cuchicheos, algún que otro brazo alzado con una piedra a medio preparar… Uno de los más pequeños, con ojos de distinto color, se acercó con una sonrisa amplísima. Le ofreció a Elaria un cuenco de madera con algo que burbujeaba de color gris y olor agrio. Elaria lo olió disimuladamente y se lo tragó, despacio, con ánimo de no ofender a la tribu. Los goblins celebraron como si hubiera pasado una prueba y uno de ellos la tomó de la manga, señalándole un sendero al fondo del claro. Elaria siguió el sendero durante unos minutos, y allí, más allá de una pila de escamas y fragmentos de vidrio, crecía un Sauce de Sangre. De él manaba una savia espesa, de tono cobrizo, que reconoció de inmediato: Surgeon Sap. Sacó el frasco, lo llenó sin prisa, y dejó un pequeño paquete de hojas secas a modo de agradecimiento. Uno de los goblins asintió como si entendiera el gesto.
—Gracias —dijo Elaria.
—¡Gruh! —respondieron todos a coro.
Hacia la Caverna del Héroe
👣 Carta de expedición: 5 de Picas
🧺 Nivel de Forrajeo: 0
⌛ Tiempo límite: 9
🗺️ Carta de mapa: 10 de tréboles
El pasillo descendía en espiral, con paredes cubiertas de humedad vieja. Un olor a metálico se extendía por todo el pasillo, como a herramientas o trastos oxidados abandonados hace mucho tiempo. Elaria avanzaba en silencio, su lámpara filtrando sombras que se estiraban como brazos. Thiriel había decidido quedarse en la entrada. A la mitad del recorrido, tropezó con un rollo de pergamino viejo, enrollado con una tira de cuero negro. Lo desenrolló con cuidado. Era un mapa mal dibujado, y con proporciones imposibles, pero uno de los túneles llevaba una marca roja con un símbolo que reconocía: veneno.
—Si esto es real…
Siguió el camino trazado y, contra todo pronóstico, halló una vasija de piedra sellada, incrustada en una pared agrietada. Dentro había varias ampollas oscuras, selladas con hilo negro: había encontrado Vampire Venom.
Guardó el mapa, el ingrediente, y siguió su camino. Buscaba Ghost Goo, y creía saber qué zonas debía explorar. Pero no encontró nada en ellas. Al cabo de un rato, una hora o varias, salió de nuevo a la superficie.
—Nada —dijo al salir.
Thiriel ladeó la cabeza.
👣 Carta de expedición: 9 de Diamantes
🧺 Nivel de Forrajeo: 1
⌛ Tiempo límite: 8
En un segundo intento de encontrar el Ghost Goo, se adentró aún más en los túneles. La humedad era más densa cuanto más bajaba. Elaria caminaba despacio, con la lámpara baja y el oído aguzado, buscando los rastros que los fantasmas dejaban: grietas en el suelo, ecos donde no había nadie…
Pero no encontró eso. Encontró a un joven tembloroso, apoyado contra una pared con una antorcha a medio apagar y la mirada desorbitada. Llevaba una capa demasiado limpia para el lugar.
—¿Estás perdido? —preguntó Elaria.
—No… o sea, sí. Vine con tres compañeros. Escuchamos una historia sobre una espada maldita. Ellos… bajaron más. Yo no…
Le temblaba la voz. En el cinturón llevaba una bolsa pequeña atada, y sosteniéndola con las dos manos, con una chispa de esperanza en la mirada, dijo en tono suplicante:
—Te doy diez monedas si me sacas de aquí. ¡Es todo cuanto tengo!
Elaria dudó solo un instante, no por la plata, sino por el tiempo. Le quedaban aún tiempo suficiente para encontrar el ingrediente que aún no había aparecido, así es que se decidió a ayudarlo.
—Vamos.
El camino hacia la salida era largo, pero familiar para Elaria. Avanzaba con paso firme, guiando al joven sin necesidad de mapas. A cada bifurcación, su memoria trazaba líneas, descartaba trampas y evitaba escaleras traicioneras, llevándolo por la ruta más segura y confiable, aunque fuese la más lenta.
A medio tramo, cuando pasaban junto a una cámara colapsada con una antigua lápida rota, un leve murmullo, una respiración sin cuerpo, flotó cerca de la pared. Elaria detuvo al joven con un gesto. Se acercó con la lámpara alzada, y lo vio: un delgado rastro de sustancia luminosa, flotando sobre una piedra partida. Espeso, translúcido, con un brillo interior suave como luz de luna.
—Ghost Goo.
Sacó una espátula y un frasco de cristal oscuro. Recogió la sustancia con sumo cuidado, evitando el contacto directo. La guardó, la selló con cera, y la envolvió en un paño. Luego siguió caminando hacia la salida. El joven no preguntó.
Tardaron una hora hasta llegar a la salida. La luz gris del mediodía los recibió. El joven le entregó la bolsa sin decir nada. No dio las gracias, y salió corriendo. Seguramente se perdería otra vez por la montaña…

Thiriel descendió mientras ella contaba las monedas.
—¿Y el Ghost Goo?
—¡Aquí lo tengo!.
—¿Y has tardado tanto por ese zangolotrino desagradecido?
—Sí, estaba perdido y totalmente desorientado. No podía dejarlo allí.
💰 Monedas: +10
👣 Carta de expedición: K de picas
🧺 Nivel de Forrajeo: 0
⌛ Tiempo límite: 6
Elaria volvió a entrar en la cueva en busca del Darkwater.
No fue exactamente el mismo pasillo, pero reconoció las antorchas en la piedra emitiendo un leve resplandor azulado. Al final de un corredor en curva, Elaria volvió a encontrarse con el soberano oscuro de los Subterráneos.
—Curandera —dijo, con una leve reverencia—. Otra vez en mis corredores.
—Otra vez estoy en busca de ingredientes para mis remedios —respondió Elaria.
—Siempre sois bienvenida.
Esta vez, no hubo invitación formal a cenar, ya que el Soberano simplemente comenzó a caminar con el convencimiento de que Elaria lo seguiría, sin mirar atrás. Llegaroh a una sala vacía en cuyo centro había una mesa cubierta con un mantel de tela pesada y dos sillas. Esta vez no había comida ni platos, solo dos copas. Elaria se sentó sin preguntar. Él sirvió un líquido oscuro en su copa del que ella no bebió por precaución.
—¿Qué propósito tiene esta vez esta velada? —preguntó Elaria.
—Conversación. Y una muestra de lo que permanece invisible.
Con un gesto de su mano, una grieta en la pared se abrió como si la piedra respirara, mostrando un pasillo irregular que se curvaba hacia abajo. Al fondo, una luz violeta palpitaba como un corazón lento.
—Un portal a «Lo Extraño». Abierto por cortesía.
—¿Para mí?
—Aún no está preparada para cruzarlo. Solo quería mostrárselo para que sepa que existe.
Tras esta extraña conversación, el soberano se levantó, caminó hacia la sombra y despareció, dejando el portal abierto. Elaria estuvo tentanda a cruzarlo, pero pensó en las palabras del soberano «aún no está preparada», y consiguió sobreponerse a su curiosidad. Se levantó, dio media vuelta y salió de la sala.

En una de las cámaras intermedias, donde el suelo se inclinaba ligeramente hacia una fuente natural, encontró el Darkwater.
Ya en la salida, Elaria le contó a Thiriel su encuentro.
La vuelta a casa y la preparación
⌛ Tiempo límite: 4
La bajada por la colina hasta la cabaña fue lenta. El zurrón estaba lleno y ella estaba cansada. Ambos permanecieron en silencio, y cuando llegaron a la cabaña, Elaria colgó la capa, se lavó las manos y encendió el fuego bajo el caldero. Había que preparar las pociones.
—No ha estado mal esta vez. Aún nos queda bastante tiempo por delante. — dijo Thiriel mientras se acomodaba en su sitio favorito junto al fuego.
Elaria asintió sin responder. Era suficiente.
🧬 Poción 1 para la Quemadura de Plata
Preparó una base con agua limpia, a la que añadió el Ghost Goo lentamente, dejando que burbujeara hasta formar una emulsión con tono entre nácar y marfil. Luego añadió directamente el Surgeon Sap a la mezcla, retirándola del fuego. Vertió en frasco transparente, sellado con cera blanca. Sobre el tapón, marcó con una cinta gris: símbolo de neutralización.
🫁 Poción 2 para el Pulmón de Enano
La mezcla fue directa. Trituró el Dentist Crab y filtró su gel a través de gasa limpia. Añadió el Darkwater directamente al gel, formando una suspensión amarga y densa, de color negro con iridiscencia rojiza, que olía a óxido dulce. Envasó en frasco con cuello grueso. Taponó con corcho barnizado y lo marcó con hilo negro: símbolo de respiración cerrada.

Cuando todo estuvo listo, Elaria se sentó unos minutos y cerró los ojos, recreándose un poco en su silencio y su respoiración.
La entrega
La primera en salir fue la del cuervo. La poción para la quemadura de plata estaba acompañada por una nota corta:
“Tomar a temperatura ambiente. Evitar la luna llena durante 48 horas. Si el dolor se convierte en deseo, consultar a un clérigo.”
Elaria ató el cilindro de cuero al arnés del cuervo, ajustó las hebillas, y levantó el brazo.
— Ya sabes. El vuelo es largo. Ten cuidado.
El cuervo respondió con un graznido suave, giró sobre sí mismo una vez, y alzó vuelo sin más.
La segunda fue en persona. El aventurero estaba despierto en la caseta de invitados, apoyado contra la pared, con la tos aún presente pero más espaciada. Se había dado cuenta de que era mejor no hablar. Elaria entró con el frasco oscuro en la mano. Le indicó con un gesto que se sentara recto, y le ofreció la poción. El hombre olió el contenido y tragó con esfuerzo.
No dijeron nada ninguno de los dos. Elaria se inclinó un poco, recogió el paño de la frente del paciente, y salió de la habitación sin hacer ruido. Thiriel la esperaba en el porche.
—¿Y?
—No volverá a toser como una piedra rota.
—Eso ya es bastante.
Elaria miró hacia el este, por donde había volado el cuervo, y entró en la cabaña.
💰 Pago: 42 + (42*2) = 126 monedas.
El diario
Con mejor ánimo que la semana anterior, Elaria cogió su dirario y tomó nota de las dos pociones fabricadas.
Poción Niebla de Plata
Ingredientes: Ghost Goo, Surgeon Sap, agua.
Coste: 42 monedas
Utensilios: caldero, frasco de vidrio, cera blanca y cinta gris.
Procedimiento:
- Crear base templada con agua limpia.
- Disolver Ghost Goo lentamente, hasta que la mezcla alcance un color marfil nacarado.
- Retirar del fuego y añadir el Surgeon Sap.
- Envasar en frasco transaparente y sellar con cera blanca.
- Añadir una cinta gris.
Efectos: Neutraliza reactividad mágica de origen licántropo o espiritual, repara tejido superficial afectado por plata reactiva e inhibe tendencia a desaparecer en neblina.
Nota personal: «Para cuando la plata no brilla, sino que quema.»
Poción Tos de Mina
Ingredientes: Dentist Crab, Darkwater.
Coste: 42 monedas
Utensilios: gasa para filtrar, frasco para envasar e hilo negro para marcar.
Procedimiento:
- Extraer gel del Dentist Crab, filtrar con gasa estéril.
- Añadir Darkwater directamente al gel, agitar sin airear.
- Envasar en frasco de cuello grueso, tapón de corcho e hilo negro.
Efectos: Limpia vías respiratorias bloqueadas por polvo y esporas minerales, disminuye reflejo de tos. Su dulzura residual induce somnolencia ligera.
Nota personal: «No es para enanos. Es para los que creen que pueden respirar como ellos y salir ilesos.»
¡Ahora tocaba descansar!
Descanso
⌛ Tiempo de descanso: 6
Los días siguientes fueron tranquilos. No sin nada que hacer, pero tranquilos. No hubo pacientes, pero había que hacer labores de mantenimiento en la colmena, con los cuervos, y el viento del este no ayudaba para nada.
Elaria sacó el cuadernos de gastos, revisó el dinero que quedaba y decidió hacer un pedido con un par de cosas que le podían ayudar:
- Objeto 1: Varita mágica. Núcleo de raíz de glímera, recubierta en hilo conductor. No ceremonial. Funcional.
- Objeto 2: Escoba voladora de fresno. Sin grabados ni adornos. Solo buena suspensión y equilibrio.
Enrolló la nota, la selló con cera y la envió por cuervo. Pasaron tres días. Los pacientes seguían sin aparecer, y los cuervos tampoco habían traído respuesta alguna.
Elaria salió al amanecer con el zurrón al hombro y unas pocas semillas de Flood Bulb, lo suficiente para iniciar la siembra en la tierra blanda removida hacía unos días por el porquero y su hijo. Sabía que no era una planta común, pero también sabía que su base era estable y viable en esta época del año. Preparó tres surcos. Thiriel se posó en la cerca, bostezando. Elaria colocó pequeños marcadores de madera, cerró la tierra con la pala, y cubrió los brotes con una capa fina de musgo claro.
—No crecerá rápido, pero cuando lo haga, no tendré que mojarme más para conseguirlo.
Thiriel no respondió.
Los días siguieron pasando, y cada vez hacía más calor.
La primera en llegar fue la varita, envuelta en tela negra y acompañada de un breve papel:
«No adornar.»
Era del tipo que Elaria prefería: ligera, sencilla, con una pequeña muesca en la base para engancharla al cinturón.
La segunda fue la escoba. El mensajero no fue un cuervo, ya que el paquete era demasiado grande, sino un halcón del servicio comercial, con la caja sujeta entre sus patas y un graznido estridente. Elaria la abrió sin esperar: madera de fresno, ligera y firme. No era rápida, pero no necesitaba serlo. Thiriel la observó mientras ajustaba la montura con gesto concentrado.
—¿De verdad vas a usarla?
—Solo cuando sea necesario.
—Claaaaaaaaro.
Elaria no hizo ninguna prueba. Solo dejó todo listo, esperando al próximo paciente para usarlo.
💰 Gastos: 200 monedas.

Y con esto, solo queda la fiesta de la primavera para que la temporada se acabe. Toca hacer evaluación.
Hasta luego, gente!
Apothecaria. Partida 1. Primavera. Semana 12.
Amaneció con viento, con las ramas del lado este golpeanado la pared con cadencia irregular. Elaria ya estaba en pie desde hacía una hora, clasificando raíces y anotando lo que le quedaba de ungüento para escozores. Thiriel, que había salida aún más temprano a cazar, entró por la ventana a media altura, sacudiéndose una pluma mojada.
Apothecaria. Partida 1. Primavera. El Festival de las Flores.
Elaria se asomó por la ventana. Desde la curva del camino que llevaba al pueblo, una comitiva de aldeanos cargaba ramos, cestos, y cintas largas con flores tejidas. Algunos llevaban sombreros festivos, y otros iban descalzos.